sábado, 22 de marzo de 2014

¡¡¡ Aprovechá que es en cuotas!!!

Más rápido, más despacio,  más, más, más, más, más más más más…Así llegamos a poner el pié en el  mes que marca que estamos a mitad de año. En la vorágine de cubrir las expectativas de objetivos planteados y puestos en marcha pareciera que alcanzarlos nos cuesta como al conejo correr detrás de la zanahoria. A veces en cuotas. Por momentos pareciera que la corrida vale la pena cuando vemos que logramos darle forma. A veces es tan rápida la corrida que ni percibimos que parte de esas expectativas se han cubierto. Otras tantas veces ya las cambiamos. Aunque en el apuro pareciera que fue el contexto quien se encargó de cambiar nuestro objetivo y no nosotros. Pareciera que así como pedimos a Aladino conceda nuestros deseos como por arte de magia, alcanzarlos sólo depende de que se cumpla un milagro. Cuándo y de qué modo encontrar en el camino un descanso? Ese lugar que nos permite conectarnos con nosotros mismos para escuchar y percibir nuestras conversaciones privadas, observar a modo de película lo que hasta acá hicimos. Para luego darnos cuenta y permitirnos que si hay  partes del camino que no sea necesario hacerlo a las corridas, que esta en nosotros elegir y es bueno caminarlo. Dar el paso a paso. Hacerlo a conciencia y no de un modo automático. De este modo permitirnos contemplar el paisaje, disfrutar, conocer, aprender y así mirar el recorrido andado. Antes de decir  “falta”…, “si llegara”, “si se diera”, “si hubiese”, si…. sería otra cantar  mi vida… quizás la ganancia venga en cuotas, y por esperar el total, no valoramos que importancia tiene la cuota. Ahora bien, sí hacemos largas e interminable esperas y filas para adquirir de un modo inmediato nuestro objeto preferido pagado en cuotas. Me pregunto, ¿qué pasa cuando la cuota depende de otorgarla nosotros al objetivo planteado? Bien lo dice el dicho “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Es cierto que si el gallo cantó temprano aprovechamos para hacer otras cosas mientras amanece, tiempo de ocio, reflexión, ordenar nuestro escritorio, limpiar los mails en nuestros correos, ordenar la biblioteca etc. etc. Aunque la luz va pegando en nuestras narices a las 7 AM,  vemos el reflejo de la luz del sol brillar en las hojas de alguna planta y nos lanzamos a decir, ahora sí arrancó el día. Cuando en verdad, parte de él lo ocupamos para hacer eso, que estuvo en tiempos extras, adicionales, en la yapa. Qué sería si la yapa la incorporo a mí día a día? ¿Quizás me permita disfrutar de las pequeñas cuotas adquiridas y no tomarlo como algo ocasional? ¿Cuál te gustaría que fuera tu yapa?

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